Violencia contra la Mujer: el necesario cambio de paradigma en las políticas públicas

03/12/2012 - Chile 

 

Parte del programa del SERNAM entre el 2010 y 2014, se en apoyar y promover el bienestar de las mujeres, pero únicamente para fortalecer la familia; es decir, la mujer sería el eje central de ésta, ignorando la pluralidad y diversidad entre la población, creando prácticas discriminadoras.

El 25 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, pero a pesar de los avances hasta ahora este sigue siendo un fenómeno mundial. La violencia, ya sea física, sexual o psicológica, se encuentra la mayoría de las veces en sus hogares. A la vez, es también avalada por ciertas estructuras a nivel macro y transversales como instituciones que conforman dispositivos altamente discriminadores y excluyentes.

En general, la mayor parte de la violencia contra las mujeres es ejercida principalmente por sus parejas y este tipo de abuso ocurre en todos los países o regiones sin ninguna excepción. 

Las jóvenes se ven en mayor peligro respecto a este factor, por lo tanto sus consecuencias pueden durar toda una vida, teniendo serio impacto en sus redes, así como en sus familias y vida social. 

Chile se ubica en el tercer lugar dentro de Latinoamérica en número de femicidios y la trayectoria de las campañas para combatir la violencia se ha centrado en devaluar a los agresores (recordemos la famosa campaña “maricón es el que golpea a una mujer”) provocando más agresión como resultado por parte de ellos y que sea únicamente las mujeres las que denuncien. 

Las políticas públicas sobre la violencia de género y sus campañas aún necesitan un vuelco paradigmático, es una necesidad urgente considerar la violencia como un sistema, que se inmiscuye en el ámbito público y privado y que, por lo tanto, no radica únicamente en su denuncia y castigo para su eliminación, ni menos que esta sólo debe intervenirse a nivel individual. 

Son pocos los agresores que a raíz de un castigo legal cambian su comportamiento. Este no implica rehabilitación, menos en una sociedad que constantemente violenta a las mujeres con el lenguaje y actitudes cotidianas que están complemente normalizadas. Es por esto que las políticas para eliminarla deben contemplar como objeto de intervención justamente a los agresores. 

Todo este panorama sociocultural nos entrega un mensaje claro: hay una violencia objetiva, un sistema histórico y sistemáticamente discriminador que fomenta la exclusión y desigualdad a través de sus relaciones de dominación. En este caso podríamos aludir particularmente al machismo reflejado en prácticas muy concretas que viven las mujeres: menor sueldo, menos cargos de poder, sexismo, entre otras. Estas prácticas se encuentran totalmente normalizadas y tienen un alto impacto en el origen y mantención de la violencia de género presente en nuestra sociedad. 

Desde esta violencia objetiva podemos sustraer una de orden subjetivo, que nutre las prácticas discriminadoras y violentas diariamente que apreciamos a través de los medios de comunicación masivos; mensajes subliminales sobre lo que es la mujer, objeto sexual, comercio sexual implícito en programas como “Morandé con Compañía” y reallities shows, publicidad sexista, lenguaje excluyente y un sinfín de expresiones que manifiestan a nivel subliminal y explicito la percepción sobre la mujer, como sujeto y objeto. Este difuso límite entre lo que es violento y no, es lo que pasa desapercibido y muestra las serias contradicciones operantes en cuanto al discurso que “protege” los derechos de la mujer. 

Las instituciones realizan campañas para detener la violencia, pero hay todo un sistema preexistente que está al servicio de hacer justamente lo contrario. Las instituciones muchas veces acompañan este proceso, por ejemplo parte del programa del SERNAM entre el 2010 y 2014, se centra esencialmente en apoyar y promover el bienestar de las mujeres pero únicamente para fortalecer la familia; es decir, la mujer sería el eje central de ésta, ignorando la pluralidad y diversidad entre la población, creando prácticas discriminadoras. 

Por otra parte, el mismo concepto de violencia doméstica es engorroso ya que no incluye la violencia en otro contexto y que no sea habitual. Esta debe modificarse para que se estipule como delito a modo general. Tampoco se ha creado una ley para sancionar el acoso sexual. 

Chile no cumple en ningún ranking internacional con las medidas acordadas respecto a la igualdad de género, y su principal institución representante, Sernam, no tiene fijadas las metas, objetivos y estrategias sólidas para medir sus avances. 

Pareciera que el horror que suscitan los crímenes cometidos hacia las mujeres y la preocupación posterior expresada mediante la caridad o sobre-empatía dirigida a las víctimas, ejerce una especie de efecto de obturación. Un efecto que “taponea” a los que observan estos hechos impidiendo la creación y puesta en marcha las acciones que realmente son apremiantes para reducir o terminar con estas contradicciones permitidas, que ejercen un doble discurso problemático y que origina una violencia interminable. 

La idea esencial del Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres no debe residir singularmente en la idea de que la violencia de género es la entendida coloquialmente, una psicológica y física que es ejercida por un hombre que habitualmente es su pareja, sino más bien comprender que ésta es acompañada por todo un sistema, y que estos actos que reconocemos comúnmente como violencia hacia la mujer son sólo una traducción fáctica de muchas prácticas y discursos. 

Por: Estefanía Andahur 

Fuente: Observatorio Género y Equidad 

Para mayor información: 
http://www.observatoriogeneroyliderazgo.cl/index.php/las-noticias/6560-violencia-contra-la-mujer-el-necesario-cambio-de-paradigma-en-las-politicas-publicas 


 

Chile es el país que más cae en ranking global de igualdad de género por alta brecha salarial

24/10/2012 - Chile 

 

Cuarenta puestos retrocedió Chile en el último ranking de Igualdad de Género que elabora anualmente el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés), siendo la caída más prominente entre los 135 países evaluados, si se considera la medición del año anterior.

El sondeo 2012 posiciona al país en el lugar 87, lejos de las posiciones de hace un año, cuando llegó al puesto 46 y se acercaba al grupo de los diez países latinoamericanos con mayor igualad entre mujeres y hombres. 

Ahora la situación se torna radicalmente opuesta. Chile está entre los seis peores del ranking en la región y es el más desigual de Sudamérica. Este desplome en la evaluación radica porque el país casi no tuvo avances en uno de los pilares más importantes del registro: “participación y oportunidades económica”, donde baja del puesto del 106 al 110. 

En el desglose de este ítem, el reporte advierte el bajo número de mujeres ocupando altos cargos gerenciales o directivos y menciona a Chile como “parte de los cinco países peor evaluados (en América Latina) en cuanto a igualdad de salario percibido”. 

En este sentido, se calcula que el ingreso per cápita estimado para las mujeres es de US$ 11.256 al año, versus los US$ 23.127 de los hombres. Esta diferencia de casi 100%, relega a Chile en el ranking de brecha salarial al puesto 127. 

Cabe señalar que las diferencias de remuneraciones entre ambos géneros en el país aumentó un 1,5% este año respecto de 2011, según cifras de la Superintendencia de Pensiones. Para el futuro se espera que esto disminuya por el empoderamiento en educación que están adquiriendo actualmente las mujeres. 

El sondeo destaca, además, que el 47% de la fuerza laboral femenina está actualmente con trabajo, mientras que en el caso de los hombres la cifra alcanza el 78%.

Mujeres en política

Asimismo, una de las aristas en donde Chile cae con mayor fuerza es en la evaluación respecto de la presencia femenina en cargos gubernamentales de relevancia o políticos. En esa línea, nuestro país bajó del puesto 22 al 64, perjudicado principalmente por el menor número de mujeres en obligaciones ministeriales o de administración pública. 

Según el reporte, en 2011, por ejemplo, había 45 mujeres trabajando en este tipo de puestos versus 55 hombres. Mientras este año baja la presencia femenina a 18, contra 85 del género masculino. “En comparación con otros países, la situación en materia de representación política es muy pobre, y si hay progresos, son muy moderados”, dijo Andrea Bentancor, directora de Comunidad Mujer. 

Los países que lideran la medición mundial son las naciones nórdicas. Los cuatro primeros puestos son encabezados por Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia. El único país latinoamericano dentro de los top ten del sondeo del FEM es Nicaragua (9), mientras que los mejores exponentes en Sudamérica son Bolivia (30), Argentina (32) y Ecuador (33). 

En los subíndices, Chile lidera en “Salud y Expectativas de Vida” junto a otras 31 economías. 

Fuente: Comunidad Mujer 

Para mayor información: http://igenero.oit.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=1030&Itemid=105 


 

Los puntos que debiese considerar la agenda pro mujer trabajadora

04/09/2012 - Chile 

 

Según la OIT la tasa de participación femenina pasó de 44,7% en 2010 a 47% al primer semestre de 2012. Si bien en los últimos años se ha producido en Chile un aumento de la incorporación de las mujeres al mercado laboral, estas cifras a un son bajas si se comparan con otros países de la región. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la tasa de participación femenina pasó de 44,7% en 2010 a 47% al primer semestre de 2012.

El gobierno ha señalado en más de una oportunidad que están trabajando para sacar adelante una agenda para la mujer trabajadora y que sería "las más potente de los últimos años".

"A los adultos mayores, jóvenes y discapacitados, les cuesta más encontrar empleo. Sin embargo, a medida que baja el desempleo más oportunidades tienen estas personas. Aunque sin duda el anuncio más importante, es que se pondrá en marcha la agenda para la mujer trabajadora más potente de los últimos años", dijo la ministra del Trabajo Evelyn Matthei el pasado viernes tras comentar las cifras del desempleo del trimestre móvil abril- julio. 

Frente a este escenario, cabe preguntarse cuáles deberían ser los puntos claves que tendría que considerar esta agenda para lograr una verdadera inclusión de la mujer al mundo laboral y que el empleo sea más equitativo entre hombres y mujeres. 

A juicio del economista de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, una "verdadera agenda debiese centrarse en consideraciones de calidad del trabajo: políticas que apunten a cerrar brecha en ingresos (asumiendo que ello significará reducir la tasa de ganancia de otra persona y/o empresa) y preocuparse en especial de la discriminación grosera que tiene el sistema de AFP sobre las mujeres (a mismo fondo acumulado, un hombre recibe un tercio más de pensión que una mujer). 

En esa misma línea el experto considera que se debería "atacar de manera decidida el subempleo general y de las mujeres en particular que en la última medición INE llegó al 52% del total de trabajos de tiempo parcial".
Soluciones orientas al cuidado de los hijos. 

El economista de la Fundación Sol afirmó además que en materia de cuidado infantil, "la solución debiese ir por un sistema público de acceso universal".

En relación a este mismo punto Hugo Lavados, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, aseguró que "un tema que es muy importante y que probablemente tenga impacto positivo en las mujeres jóvenes de menores ingresos, es ofrecer soluciones que tengan que ver con salas cunas y jardines infantiles", que se pueden ocupar del cuidados de los hijos cuando las madres decidan integrarse al mundo del trabajo. 

Así mismo, el académico considera que otra medida "es que se generen incentivos para que se permita contratar a más mujeres, puede ser por ejemplo a través de un subsidio especial a la contratación de mujeres jóvenes".

Frente a la incorporación de las mujeres al mercado laboral, Lavados afirmó que "la inserción de la mujer al mundo del mercado laboral se está produciendo, aunque uno quisiera que sea a mayor velocidad, pero en Chile ha aumentado la participación femenina en el mundo del trabajo, todavía no es alta, es más bien baja dentro de América Latina, pero está aumentando y si miramos además el tema educacional hoy día las mujeres están estudiando prácticamente más que los hombres".

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